6 de marzo de 2010

Pequeñas recompensas

Ya puse en otra entrada que me encantan las fresas. Solas especialmente, aunque por gustarme me gusta hasta el placer de olerlas. Asi que hoy me he comprado unas pocas, a precio de oro, para celebrarme a mi misma, para permitirme un "lujo", que de vez en cuando toca. La verdad es que cuando estas acostumbrada a controlar hasta el último centimo, ahorrar en lo ahorrable, descubrir rebajas o chollos hasta debajo de las piedras, revisar todos los folletos para encontrar las mejores opciones, etc, permitirse un lujo asi, de una cosa tan sencilla es un placer doble. Un placer por lo que disfrutas, y otro placer por ser consciente de que se conserva la capacidad de disfrutar de lo mas sencillo :)

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