12 de abril de 2011

El Barranco de Safo

Como a veces tengo que conducir mucho, intento irme entreteniendo en los trayectos. La música es un elemento indispensable pero a veces no es suficiente, así que me gusta irme fijando en los nombres de las cosas y pensando en ellos: qué significaran, por qué habrán llamado así a ese sitio, a qué me recuerdan... Por la carretera por la que fui ayer hay un sitio que me encanta: un tramo de unos 20 kilómetros de curvas bordeando la costa, en la que hay varios puentes sobre varios barrancos. Siempre me han llamado la atención los nombres de esos barrancos y reconozco que hacen volar mi imaginación. Uno de ellos es el Barranco de Enmedio que me hace sonreír por lo que me parece la evidencia de su nombre y la lógica aplastante de lo sencillo. El otro es el Barranco del Cambrón que me hacia sonreír porque confieso que hasta ayer no sabia que un cambrón es una especie de arbusto de ramas espinosas (ahora también me parece evidente su nombre, imagino que ese barranco estará plagado de ellos), así que rápidamente venia a mi cabeza un nombre similar e imaginaba a alguno despeñándose por ahí (uy, que malilla).

Pero sin duda mi favorito es el Barranco del Safio (hasta ayer tampoco sabia que un safio es una especie de congrio, y mi imaginación se disparaba pensando por qué podría llamarse así, si no estaría equivocado el cartel y le sobraría una "i"). Realmente a mi mente le encanta leer el Barranco de Safo. Para mí siempre es y será ese su nombre. Nada mas acercarme a él mi imaginación lésbica se lanza a volar y le encanta comenzar a visualizar que bajo ese puente se encuentra un manantial de aguas templadas, o coloridas piscinas gaudinianas en las que dulces sirenas dan rienda suelta a su amor o su deseo ajenas a la prisa de los que por arriba deambulan...

Imagino que el rumor de los vehículos o del viento que se escucha, en realidad son ahogados gemidos placenteros cuando gozan libres y desnudas de sus cuerpos, cuando sus labios y sus lenguas se encuentran probando los pechos endurecidos de deseo y sus manos acarician distraídas ese sexo tan húmedo como las aguas que las envuelven... Mi mente imagina e imagina... hummm..... Y así, curiosamente, cuando quiero darme cuenta he llegao a mi destino ...