4 de febrero de 2009

El coche abandonado (2)


Ayer cuando bajaba a trabajar, pasé por la calle en la que hace dias ví el coche abandonado en donde viví tantas noches de pasión, ese del que hablé en otra entrada hace dias. Le han pegado una pegatina de color superchillón (o tal vez me pareció tan llamativo porque ayer la migraña me estaba matando), indicando donde podian deshacerse de manera mas biosaludable de él. Eso suponiendo que la gente no lo siga haciendo desaparecer ahí mismo, pieza a pieza, porque cada vez le faltan mas cosas. En un momento tuve la tentación de coger algo (no sé: un faro, un retrovisor, la matricula, algo no muy grande) como para participar en esa liturgia. Fue como pensar "jo, todo el mundo se lleva algo, y ¿no me voy a llevar precisamente yo algo de recuerdo?". Pero al segundo pensé que precisamente yo soy la que no necesita ningún recuerdo de eso. He vivido tantos años sin ninguno, que ¿a cuento de qué tener uno ahora? y sobre tó, ¿pa qué? :-)