9 de mayo de 2010

Una historia real

Como últimamente se habla mucho en los blogs sobre la irrealidad de las historias, hoy voy a contar una real. Por razones que no vienen mucho al caso (porque serían mas largas de explicar que la duración de la entrada), estos dias ando buceando por el pasado y aparecen recuerdos. Es curioso como una imagen trae a mi cabeza un recuerdo bonito, de un abrazo de esos que se dan mientras bailas, y te agrarras para no caer por la fuerza de la música o de la risa, de unas palabras cariñosas e inesperadas y una sonrisa (supongo que también inesperada) que siempre he guardado en mi baulillo mental, con ese bocadillo que en los tebeos se asocian en los pensamientos de "jo, que recuerdo tan bonito". Supongo que este recuerdo es además especialmente bonito, porque tiempo después (no recuerdo cuanto, ni siquiera estoy segura de si éste es realmente mi ultimo recuerdo pero para mi siempre lo será) esta persona que me abrazaba, tan inesperadamente como sus palabras y su sonrisa en su momento, decidió no optar por la vida. Supongo que ante historias así es fácil imaginarse por qué algunas veces las historias mejor que no sean reales.