1 de junio de 2010

Calmando el nervio

O eso intento. En un breve repaso a las tareas de hoy, destaca una entre todas las otras, como podría destacar un chaleco reflectante en mitad de la blanca nieve de la Sierra (es increible cómo aún queda, con el calor que ya hace). La misma tarea desde hace unos años, de todos estos meses, este mismo dia, pero que hace unas semanas veo como si fuera un enorme toro que me mira fijamente mientras intento tragar saliva y tapar con mis manos el vestido rojo con el cual he tenido la ocurrencia de vestirme hoy. Y me tiemblan las piernas y las manos (aunque realmente no, soy yo), me paralizo y casi me cuesta respirar. Uff, ¿que hago yo en esta plaza? me pregunto casi que a la vez que me respondo que eso da igual, lo importante es saber cómo salir viva de ella. Y mientras intento lidiar con el nervio, echo mano mentalmente de mis capotes: tu voz diciendome "respira", imagenes de aquellos sitios que me relajan, finales felices de situaciones similares, la confianza absoluta puesta en ti en unos ojos infantiles o tu beso con susurro que me hace esbozar una sonrisa y suspirar a fondo antes de respirar y decirme "allá vamos"