1 de agosto de 2010

A punto de exclamar "¡¡Tierra a la vista!!"

Imagino la emoción y la sensación de júbilo que debió de sentir Rodrigo de Triana cuando gritó "¡¡Tierra a la vista!!" al llegar a América tras una travesia larga. Y puedo imaginarlo porque estoy ya conteniendo el grito (casi aullido) de alegria que está a punto de salir de mi garganta; mi cuerpo intenta contener su temblor de emoción, intento parar el movimiento nervioso de mis piernas (creo que hoy serían capaces de generar energia, al igual que los cauces de rios son capaces de generar energía eléctrica), mi cabeza no descansa, tratando de acelerar el tiempo o pensando el modo de inventar cómo hacer un poco de trampa y adelantar todos los relojes para que llegue ya nuestro momento :) Ay, que gana de estallar en una carcajada cuando nos abracemos, de apretarte y notar que al fin estás aqui. Qué gana de tocar tierra y besarla! Qué gana de que nuestras pieles se amen de nuevo juntas :) Te beso!

Yo te diría que amo la curiosa manera
en que tu cuerpo y mi cuerpo se conocen,
exploradores que renuevan
el más antiguo acto del conocimiento.

Diría que amo tu piel y que mi piel te ama,
que amo la escondida torre
que de repente se alza desafiante
y tiembla dentro de mí
buscando la mujer que anida
en lo más profundo de mi interior de hembra.

Diría también que amo tus ojos
que son limpios y que también me penetran
con vaho de ternura o de preguntas.

Diría que amo tu voz
sobre todo cuando decís poemas,
pero también cuando sonás serio,
tan preocupado por entender
este mundo tan ancho y tan ajeno.

Diría que amo encontrarte
y sentir dentro de mí
una mariposa presa
aleteándome en el estómago
y muchas ganas de reírme
de la pura alegría de que existía y estás,


(fragmento de "Definición" de Gioconda Belli)