18 de abril de 2010

Sensaciones raras sobre cosas mundanas.

Termino de tomar una decisión sobre algo mundano. Tan mundano como decir que no a un "trabajo" que me acaban de volver a proponer y que realmente me encanta pero que llevo haciendo más de dos años sin ver un céntimo y costeandome los gastos de desplazamiento p.ej -o sea, costándome dinero- (por eso entrecomillo lo del "trabajo" porque por definición un trabajo es una ocupación retribuida, algo por lo que recibes algo a cambio). Realmente he recibido muchas cosas a cambio y por eso, a pesar de todo, seguía ahi: el afecto de las mujeres, la satisfacción de hacer algo bueno, el ver recuperar la sonrisa a mujeres castigadas por su destino, o la confianza en si mismas corroida dia a dia, la gratitud de seres humanos que no tiene precio. Pero lamentablemente eso no me sirve para pagar las lentejas o el pan en el super. Y a mi tabla de equivalencias que comentaba el otro dia, le empiezo a sumar la optimización de los esfuerzos. Es simple: trabajar en cosas que me reportan un minimo beneficio. Y por un lado me siento bien de tomar una decisión defendiendo mis derechos y parando un abuso, pero confieso que a ratos me siento inmensamente mal por esa sensación de dejar a su suerte a esta gente. Ojú, que educadas para la culpa y el control estamos y que difícil escaparse a su férreo ajuste.