21 de febrero de 2009

La sala de trofeos


Desde siempre, en algunos de los sitios que trabajo, me regalan cosillas. Ultimamente ha coincidido que me han regalado muchas. Montones de cosas variadas que van desde una bufanda y un gorro hecho por las mujeres, notas de agradecimiento, libros, una caja de bombones, una botella de vino, postales, un plato de adorno, unos pendientes, una pelicula, una cajita para meter cosillas, un adorno navideño hecho a mano, puñaicos de orégano, unas ramas de hierbabuena, o un paquetillo de galletitas. Todos los guardo (excepto los que se comen) otros los uso, porque ya se ha pasado eso de dejar las cosas para ocasiones especiales, pero otros los guardo en casa, en su sitio útil. Y a veces pienso que si los acumulara todos juntos, sería como una deportista que tiene una sala de trofeos. Y no sólo por la cantidad de cosas, sino por la sensación de buen recuerdo por cada "partido" ganado cuando has conseguido hacer un buen trabajo y los buenos recuerdos de esa buena gente que a través de detalles tratan de mostrarte afecto.