31 de agosto de 2010

Hoy mataría por tu abrazo acurrucándome mientras lloro

He sentido como si me dieran un martillazo con todas las fuerzas en el craneo. Y mi cerebro aun anda rebotando dentro. Cómo duele.

He sentido como si ultracongelaran mi corazon. Lo he escuchado crujir al contraerse bruscamente con el frio. Por un instante he notado cómo dejaba de latir. Y duele tanto ese frio que crea un aullido del dolor que casi soy incapaz de evitar que huya por mi garganta como un vomito que trata de deshacerse de algo dañiño.

He sentido el frio que durante un instante ha borrado el calor de mi cuerpo, ha erizado mi piel, y me ha congelado la sonrisa y el animo.

He sentido el vacio y la ausencia del brillo en mi mirada. Por un instante me he paralizado. Cómo se puede hacer tanto daño. No lo entiendo...

La sangre parece que empieza lentamente a volver a circular por mi cuerpo. Lo suficiente para apoyarme sobra las palmas de mis manos, mis rodillas y comenzar a ponerme de pie. Mientra mi mirada helada, y mi boca dice aquello que mi cerebro aturdido alcanza a pensar: "No vais a poder con nosotros. Ni conmigo. Aunque me cueste la vida."

Túmbate

Y déjate llevar.
Allá voy.
Me siento sobre ti...
Déjame hacerte. Déjame amarte.
Me acerco a tus labios.
No hables. Usa tu boca pero no hables.
Susurra.
Gime.
Suspira.
Respira fuerte.
Mordisquéame.
Bésame.
Yo ya casi no puedo hablar...
Ni falta que hace. Con el susurro nos sobra.
Me inclino más sobre ti, y...
Hummmm.
Besos amor