21 de septiembre de 2009

Mar y espuma


Después de la ducha me recubrí de aceite de coco porque sabía que su olor me llevaría casi inevitablemente a tu recuerdo. Como así fue. Mientras ensoñaba, en las puertas del sueño recordé de manera nítida los días luminosos y brillantes, el despertar entre sábanas blanquísimas, con las ventanas abiertas al mundo dejando salir los suspiros y susurros del placer y la complicidad. El sudor. Los besos, los abrazos, las risas y los susurros (casi para caer en la tentación de pensar que a falta de una realidad mejor, que lindos recuerdos).