27 de abril de 2009

Me encanta comer fresas.

Al natural, sin necesidad de endulzarlas o mezclar su sabor con nada. Es un placer que va más allá de la fantasia de comer fresas, beber champan y revolcarse en unas sábanas blancas abrazada a quien deseas mientras la risa escapa de tu boca y asciende hasta el techo o resuena en los oidos de tu amante. Ese es otro placer obviamente, pero ahora sólo pensaba en comer fresas simplemente mientras canturreo con el disco de Coti de fondo "Pienso, pienso, pienso, pienso, pienso, piiiennnso. Pienso en el momento, de comer tu boca"...

1 comentario:

Lilith dijo...

me encanto! claro que no se que tanto cambio una fresa por unas sabanas blancas.... tal vez lo haria por unas uvas, pues asi como tu mueres por las fresas yo lo hago con las uvas, tenrda algo que ver con la personalidad?