1 de marzo de 2009

Me desayuno ojeando el poema "Me basta asi"


Y me quedo llena, despierta del todo, sonriente, evocando algunas de nuestras noches, o amaneceres juntos, o tardes en las que en vez de la siesta nos dedicábamos a descubrirnos lentamente como si fuera la primera vez. Ojú que bien escribía este Angel González:

"Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
—de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso—;
entonces,

si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada" (...)

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